lunes, 3 de octubre de 2011

Al borde de tus labios...


Mientras te escribo, pienso en tu cuerpo desnudo, en cada parte de tu piel que está anclada a una imagen y es tal vez por eso que tu movimiento es lento, como quien sabe buscar de noche una estrella.
Te miro y me retumban en los brazos las ganas de cogerte de la mano y huir. Lejos. Salir de esta ciudad, cerrar los ojos desde dentro y confundir querer con poder. Por eso es que cuando te miraba, se me astillaban las ganas de apostar todo en un tercio al marrón de tus ojos, justo al borde de tu pupila. Acampar ahí y dedicarme a conseguir que veas todo de un color mucho más vivo.
Ese sabado, me enloquecían las ganas de besarte despacio, entretenerme en cada renglón de tu boca, morderte las ganas y poder jurarte que la guerra no estallaría ahí afuera.
Pero quizás estalle. Quizás eso que escucho mas allá de estas líneas son disparos al aire que aún no me han herido irremisiblemente, pero hoy quiero jugar a que aún no existen pizarras en las que dibujar futuros inciertos y darles forma moldeando minutos ausentes. Como si el mundo fuera de plastilina y pudiéramos construir un sueño a medida, un globo terráqueo a una escala perfecta, o quizás solo un plano en el que a ti a y mí no nos separen las estaciones.
Hoy te recuerdo y te miro, se me rompen en las yemas de los dedos las ganas de deletrearte la piel hasta que consigamos las palabras mágicas que te hagan creer que es posible.
Por que mientras el tiempo se oxida en mi boca, tu vuelves a irte a una realidad en la que no soy capaz de arañarte el alma. Como dibujar a mano alzada tus labios un segundo antes de que mis barreras se fundieran de tu ausencia. Aunque aún te espero, aunque te he escrito señales de humo y he querido señalarte el camino con mis huellas dactilares en el cielo de tu boca.
Tal vez es por eso, ahora que me marcho  te digo que desde siempre, Mi mundo ha estado impregnado  de ti… 

No hay comentarios: