domingo, 18 de diciembre de 2011

Thought of You...



Tu voz dentro, como un eco lejano que me fragmenta y me devuelve al punto exacto desde el cual puedo  mirar a tus ojos inmensos...
Por que habitar el mundo, se parece a nombrarte...



lunes, 3 de octubre de 2011

Al borde de tus labios...


Mientras te escribo, pienso en tu cuerpo desnudo, en cada parte de tu piel que está anclada a una imagen y es tal vez por eso que tu movimiento es lento, como quien sabe buscar de noche una estrella.
Te miro y me retumban en los brazos las ganas de cogerte de la mano y huir. Lejos. Salir de esta ciudad, cerrar los ojos desde dentro y confundir querer con poder. Por eso es que cuando te miraba, se me astillaban las ganas de apostar todo en un tercio al marrón de tus ojos, justo al borde de tu pupila. Acampar ahí y dedicarme a conseguir que veas todo de un color mucho más vivo.
Ese sabado, me enloquecían las ganas de besarte despacio, entretenerme en cada renglón de tu boca, morderte las ganas y poder jurarte que la guerra no estallaría ahí afuera.
Pero quizás estalle. Quizás eso que escucho mas allá de estas líneas son disparos al aire que aún no me han herido irremisiblemente, pero hoy quiero jugar a que aún no existen pizarras en las que dibujar futuros inciertos y darles forma moldeando minutos ausentes. Como si el mundo fuera de plastilina y pudiéramos construir un sueño a medida, un globo terráqueo a una escala perfecta, o quizás solo un plano en el que a ti a y mí no nos separen las estaciones.
Hoy te recuerdo y te miro, se me rompen en las yemas de los dedos las ganas de deletrearte la piel hasta que consigamos las palabras mágicas que te hagan creer que es posible.
Por que mientras el tiempo se oxida en mi boca, tu vuelves a irte a una realidad en la que no soy capaz de arañarte el alma. Como dibujar a mano alzada tus labios un segundo antes de que mis barreras se fundieran de tu ausencia. Aunque aún te espero, aunque te he escrito señales de humo y he querido señalarte el camino con mis huellas dactilares en el cielo de tu boca.
Tal vez es por eso, ahora que me marcho  te digo que desde siempre, Mi mundo ha estado impregnado  de ti… 

domingo, 21 de agosto de 2011

Las cenizas que dejaste...

De todos los lugares donde habíamos dormido, el hostal era el que más recordaba. Tal vez por que en medio de todas las personas hablando distintos idiomas, había aprendido a extrañar el humo de tus cigarrillos y el eterno frio que sujetaba tu espalda.

Tal vez esa era la única razón por la que seguía visitando aquel lugar, no era capaz de acostumbrarme a dormir con la ausencia de tu risa derramándose sobre las sabanas.

Los meses transcurrieron sin ti, y cuando llegó la lluvia, no tenia alas para seguir volando. La oscuridad había comenzado a cubrir con sus sombras fugaces el recuerdo de tu cuerpo desnudo entre mis manos. Se dice que las cosas importantes siempre regresan para vernos sonreír de nuevo, pero las noches sin ti solo regresaron para habitar el silencio de todas aquellas cenizas que dejaste.

Por eso estoy cosido a tu sombra, y cada vez que te elevas me llevas contigo. Pronunciarte siempre fue una forma de redescubrir el mundo desde este lado, en el que no existe la gravedad y la luz entra por las rendijas.

Esos instantes fueron tan efímeros, pero dejaron un hueco tan grande, que resulta casi imposible plasmarlos, tratar de atraparlos, de compartirlos con alguien que no entienda nuestro idioma. Ese sistema compatible indeterminado que compusimos cada vez que estábamos cerca, cada vez que nos besábamos y llovía afuera.

Cuando cruzamos el lumbral, me apretaba contra ti, como si desde siempre hubiera sabido que echarías a volar de un momento a otro.

En este instante, no hay mejor lugar para esconderse, que el hostal en el que siempre habitaste.

P.D. Te extraño tanto…