lunes, 16 de noviembre de 2009

10 de noviembre...

Con el paso de los años, aprendí a esconderte entre mis sueños. Descubrí también que entre más intentaba alejarme de la oscuridad de tus ojos, el olor de tu cabello traía a la memoria los recuerdos de todo aquello que habìa deseado e imaginado junto a tí... y que nunca sucedió.
Ahora con el otoño, noviembre me lleva a buscarte entre imagenes borrosas, y anhelos perdidos de un sueño que jamàs se realizó. Nunca seré capaz de entender en mí, ese deseo de amarte en silencio, y el miedo de mirarte directamente a los ojos...
Han transcurrido siete años desde la primera vez que te ví, y desde entonces siempre has estado en mi cabeza.De tu recuerdo me quedan todas las cartas inconclusas y la belleza de un rostro trazado a través de mis manos y que sigue atormentandome por las noches.
Sin embargo, aunque exista la posibilidad de que jamás vuelva a mirar la oscuridad de tus ojos, todos los días doy gracias por haberte conocido...
Feliz cumpleaños Ojos,
Donde quiera que te encuentres...

lunes, 19 de octubre de 2009

En cualquier lugar de Monterrey donde te encuentres...

A pesar de tenerte a mi lado, esa noche no pude dormir... al amanecer, todo volverìa a la normalidad. La historia que habiamos escrito entre las sabanas los ùltimos dos meses de nuestras vidas, comenzaba a ser olvidada por completo. Poniamos fin a un ciclo de viajes y pasiones desbordadas alrededor del estado de Jalisco, y antes de salir el sol, Te irìas a Monterrey olvidandolo todo y continuando con tu vida.
En algunos momentos de nuestras vidas, hay instantes en que el tiempo pareciera detenerse... instantes en los cuales cualquier cosa puede suceder sin alterar el camino que hasta ahora hemos seguido. Y aunque el tiempo no perdona a nadie, a tus 29 años te habias dado cuenta de eso desde el momento en que nos conocimos. Tal vez esa era la ùnica razòn de todo lo que habia sucedido, o simplemente habiamos coincidido en el momento exacto, pero desde entonces ninguno de los dos mencionaria la historia habia comenzado una calurosa noche de Agosto.
Rubía, alta, con un brillo indescriptible en la sonrisa y un caràcter sumamente dominante como buena regia, posees una belleza que atrae la mirada de cualquier hombre. A pesar de tu edad, no aparentas mayor aspecto que el de una mujer obstinada de 24 años que nunca aceptaba un no como respuesta.
Ahora, un mes despúes de que te marchaste, empiezo a recordarte entre las sàbanas. No conozco de tì mas que tu nombre, y solo sè que eres de Monterrey.
Se que es muy probable que nunca vuelva a verte... ( a menos que no te cases, o que te divorcies, o enviudes pero tampoco es algo que te deseo ) pero es agradable recordarte entre las noches, por que hay instantes que quedan grabados en la memoria, y besos que quedan marcados en la piel...
P.D: Gracias por el libro...

domingo, 26 de julio de 2009

El sol perpetuo de tus ojos…

En ocasiones sueño con encontrarte una tarde lluviosa, y en cuyo fulgor se baña la indiferencia de la soledad. En esa tarde, el sol perpetuo habita en tus ojos…

He conocido tantos labios, pero en todos ellos he visto un extraño brillo de indiferencia. He recorrido tantos cuerpos,  intentando encontrarte entre pasiones desbordadas y emociones rotas. Como si el murmullo de la lluvia hubiera cambiado el sonido, para luego convertirse en un rastro de una hierba tan oscura, como las palabras que morían en mi boca.  Había tardes en las que pensaba que es una suerte muy grande poder contemplar a través de las ventanas, como el crepúsculo va pintando tu recuerdo.

Pero en ese entonces, la noche me significaba una dorada estación de melancolía, de la que no podía escapar. No recordaba tus ojos, pero si lo que vieron junto a mi.

Ha pasado tanto tiempo de eso, pero a veces pienso que todo fue algo que imaginé durante toda una vida.

domingo, 28 de junio de 2009

A mitad de la noche...

Es difícil explicar esa sensación. Despertar todos los días preguntándote si estas en el camino correcto. De saber si los pasos que has dado hasta este momento han sido en busca de tus sueños, o si te están sumergiendo en una oscuridad en la cual, si sigues avanzando, difícilmente podrás dar marcha atrás.

Conforme pasa el tiempo, distintas personas van y vienen en nuestras vidas, y a través de los años descubres que son contadas las que llegan para siempre quedarse. Aprendes a distinguir la importancia de la sinceridad entre un mundo lleno de falsedades. Y es que, viendo cómo transcurre tu vida sentado desde la primera fila, no te queda otra opción, que confiar en quien tiene el suficiente valor de acercarse para tratar de entenderte.

“El tiempo no pasa en vano”, una de las frases favoritas de mi abuela comienza a tomar sentido a mitad de la noche, sentado frente a la ventana observando una lluvia que tardará varias horas en desvanecerse. De la misma manera, la realidad comienza a desvanecerse dejando una estela de emociones y sueños apenas percibidos, que dan un tinte de nostalgia a un jueves que había dejado de tener sentido hasta este instante en que apareces entre mis pensamientos.

No conozco otro camino Lorena,

Que aquel que me lleva a recorrer la humedad de tus labios, y la oscuridad de tu cuerpo…

sábado, 13 de junio de 2009

Emociones Rotas...

Llegaba cada noche a la misma hora, peinado, perfumado, con ojos de llevar mil pensamientos en la cabeza. Solitario y con su caminar rigido, como le decían sus compañeros. Por otra parte, ella descendìo de la tarima, envuelta en la gloria de un baile que desperto pasiones que agonizarian despues en su cabeza. Alejandro la seguìa mirando. Ella saludaba a izquierda y derecha, entrecerrando los ojos como le habìan enseñado las prostitutas del lugar abriendo los labios y sonriendo sin clavar los ojos en nadie y en todos a la vez. Las demàs mujeres la miraban con cierta envidia pero agradecidas tambien. Ellas tambien tomarìan parte del mismo juego a su debido tiempo.
La mujer bailaba acariciando su piel brillante, parecìa un imagen eterea que se disolvìa entre el humo y las luces del lugar. Ella seguian tocandose como haciendo el amor consigo misma, totalmente ajena a los ebrios de la medianoche y a las prostitutas que se trataban de ganar la vida en aquel bar. Una canciòn de Damian Rice se quedaba flotando sobre sus cabezas, sin atreverse a descender màs alla para no mezclarse con las emociones rotas, los corazones desangrados, las soledades eternas, ni con las torcidas intenciones de los compradores de caricias. Alejandro la observaba sin apurar su único vaso de ron. La canción y la mariposa tatuada debajo del ombligo, hacia imposible que dejará de mirarla.
Siguiò deslizàndose entre la gente sin escuchar las voces, dejando su rastro como un animal en celo. Ella distante y eròticamente fria, como una diosa pagana a la que nadie puodia tocar si no es para adorarla en silencio. Alejandro bebíò un sorbo y sintìo el fuego del ron entre sus entrañas. El tambìen era un personaje màs en ese enorme circo de humo y mùsica deprimentemente alegre. La mujer tiro su cabello hacia atràs y miro a los ojos a Alejandro. No se asombrò al verlo sentado frente a ella, de alguna manera lo esperaba, como cada noche tras su baile inmoral. Ella lo esperaba.
Alejandro se puso de pie y se acercò a ella fijando su mirada en sus ojos verdes. Se dejò en volver en sus fragancias y en la tibieza de su piel sin darse cuenta que caminaban dejando atràs aquel lugar. Ambos se miraron como si fuesen a morir al dia siguiente y siguieron asi mientras caminaban a lo largo de una calle oscura. los dos sabìan que al dìa siguiente, el serìa nuevamente un hombre sin pasado ni futuro en aquel lugar, y ella caminarìa intentando olvidar la miseria de una vida dedicada al vacio espiritual.
Te amo, murmuro la mujer. Alejandro no le respondìo. Despues solo vendrian las conversaciones hasta entrada la noche, que se confunden entre abrazos y dos personas dispares, que viven por un instante su fantasia, olvidando por un momento la soledad de sus vidas.

viernes, 13 de marzo de 2009

Mi refugio…

No era el olor a tierra mojada lo que me hacia pensar en ti. Tampoco eran las huellas que se difuminaban en la arena, ni mucho menos la lluvia que arrasaba con lo poco que quedaba del puente colgante. Y tal vez nunca lo hubiera descubierto, de no ser por la convergencia de todos los recuerdos con el único objeto capaz de representar la verdadera esencia de tu cuerpo.

Aquel lugar representaba todos los pensamientos indefinidos, todos los sueños muertos, y todos los anhelos inconclusos. Pero aun así, aquel lugar junto al rio, se había convertido en mi refugio, y no lo había comprendido, hasta esa tarde en que comenzó a llover y aparecieron las mariposas.

Después de todo sigo siendo humano. Al menos es la única idea que viene a mi cabeza después de una cirugía de emergencia y cuatro días en el hospital. Y es que, con tanto tiempo despierto y sin poder dormir, comienzo a darme cuenta de lo mucho que he cambiado a lo largo de este año. Me preguntó si tú también lo has hecho.

No se nada de ti, y solo puedo mirarte entre mis sueños. Despierto soy incapaz de imaginar tu rostro, de intentar dibujarte entre pedazos de quimeras y pensamientos confusos que nunca desaparecen.

Sabes, las cosas no han estado bien últimamente, y este mes solo llega para reafirmar un ciclo que parece interminable…

viernes, 2 de enero de 2009

No mires detrás…

Esa noche, el hotel estaba desierto. La falta de sueño  se presentaba con mayor frecuencia,  y las caminatas nocturnas comenzaban a hacerse una costumbre antes de poder irme  a la cama. Era otoño, y noviembre desaparecía entre oscuros recuerdos de un ciclo que desaparecía para siempre.

Salí de mi habitación y   tomé el ascensor hacia el ultimo piso,   era la segunda noche que pasaba en el hotel, y para entonces, el último piso era el único que no había explorado a mitad de la noche.

Al salir del ascensor  llamó mi atención el pasillo izquierdo. Estaba totalmente oscuro y contrastaba con la iluminación del resto del hotel.  Sin pensarlo, comencé a caminar en medio de la oscuridad a través del pasillo,  y llegué a una  habitación cerrada por una puerta de cristal. Una extraña curiosidad por descubrir lo que había en la habitación se apoderó de mí en ese momento. Así que extendí mi mano derecha hacia la manija, la cual giró con un pequeño crujido apenas percibido por mis oídos. Sin resistencia alguna, entre a través de ella y llegué a una habitación  rodeada por cuatro balcones, los cuales introducían la poca luz que  generaba  una luna agonizante entre las nubes. Al mirar hacía el balcón diametralmente opuesto a donde yo estaba, reconocí la figura de una mujer delgada que había visto el día anterior en la recepción del hotel. Al igual que yo se hospedaba   sola,  rasgo extraño en una mujer  que se acercaba a  los treinta  y que poseía  una belleza que difícilmente pasaba desapercibida.

Parecía mirar con atención el cielo, pero al mismo tiempo, la expresión de su rostro demostraba que miraba más que lo que se encontraba en el. Por un instante pensé en dar media vuelta y salir de la habitación, pero un impulso me hizo dirigirme hacia ella.

-Supongo que tampoco puedes dormir.- le dije mientras me acercaba. Giro su  rostro hacia mí reconociendo mi voz al instante, para después desviar su atención de nuevo hacia el cielo.

- Hoy es una de esas noches que prefiero estar despierta.- me contestó sin mirarme.  Esta vez, su mirada era de verdadero interés en el cielo…

Habíamos hablado por primera vez en el bar del hotel la noche anterior. Además de los dos, había otras dos parejas que contemplaban al pianista mientras interpretaba una melodía melancólica que hacia eco en más lugares de los que mi mente deseaba. Lorena se encontraba en una mesa al fondo del bar,  leía una libro de pasta roja que llamó mi atención al instante. Desde la barra del  bar, comencé a contemplar a Lorena, tratando de recordar donde había visto aquel libro rojo…