domingo, 2 de octubre de 2016

Cuando más me encontraba perdido...

A veces resulta más fácil fingir que todo va bien antes de enfrentarse a la dura verdad, por eso repetimos nuestros movimientos una y otra vez, los rituales de la vida diaria.
Esperamos que el cómodo ritmo de lo conocido detenga lo inevitable un poco más. Hacemos lo necesario para que todo vuelva a la normalidad, cualquier cosa para ganar tiempo, fingir, disimular, puede que sea lo único en lo que nunca maduramos.
Por eso cuando nuestro mundo es sacudido  por un acontecimiento inesperado, vemos la fragilidad de nuestra realidad y empezamos a protegerla con toda la voluntad y  toda la fuerza que somos capaces de reunir.  Vivir así es tan fácil que protegemos nuestros hábitos con tanto empeño, que en  raras ocasiones dejamos entrar a otras personas a nuestras vidas,  y  significa tanto cuando lo hacemos.
 También es verdad que siempre fingí que todo iba bien en mi vida, por eso cuando te conocí la forma en que percibía el mundo se deshizo por completo, que como cristales en un mundo de hielo… hasta su forma de hacerse añicos fue  hermosa.
No recuerdo el momento exacto en que sucedió. También es difícil decir que ocurrió exactamente.
Pero nada me tenía preparado para esta locura que me hace necesitarte como a nadie.  
Transformaste mi vida de una forma que nunca hubiera imaginado. Porque  cuando las cosas van bien en el universo el tiempo es así de extraño, a cambio de todo lo que nos arrebata nos concede algo:
A veces solo es un  deseo, a veces es un mejor entendimiento de nosotros mismos, y a veces…
 Sólo un  intenso sentimiento  de compartir cada momento de tu  vida con una compañera de viaje a la que amar por encima de todo.

Sé que estar conmigo  no es sencillo,  pero también sé que intento con todas mis fuerzas que permanezcas a mi lado toda la vida…