domingo, 21 de septiembre de 2008

Nostalgía

¿Cómo sujetar mi alma para que no roce la tuya?...


La tarde que nos conocimos llevaba la ventaja de conocerte, y tú no sabías quien era yo. Al vernos sonreíste como aprendiste a hacerlo desde ese día, y sin darme cuenta, me enamoré de ti esa misma tarde, bajo una luz azulada y con el aroma de tu cabello flotando a mi alrededor.
Así con tu voz aprendí que el mundo también tiene colores y que los anhelos se cumplen cuando uno menos lo imagina. En mi memoria quedan las historias que te conté mientras caminábamos por una calle oscura. Descubrí contigo que no era necesario soñar, pues las cosas soñaban con tu sola presencia.
Me alegré por ti la tarde que dijiste que debías partir, me di cuenta que las oportunidades no se desperdician pese al corazón. Y me despedí de ti con un beso en la mejilla. Un beso del que conservo un amargo sabor, y que contrasta con el primer beso que te di caminando cerca de tu casa.
En las noches puedo dormir después de verte en mis recuerdos, pero no puedo soñar… la oscuridad y la lluvia me recuerda que me haces falta a cada momento…
Simplemente es imposible dejar de pensar en ti…

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