sábado, 10 de mayo de 2025

Emociones Rotas

 Hay presencias que no nacen, sino que se despiertan. 

Tú, por ejemplo. 

Tu no llegaste con un grito ni con un golpe de destino. 

Sin previo aviso, te deslizaste como lo hace el polvo entre las rendijas de una casa antigua: sin hacer ruido y sin pedir permiso. Y ahí te quedaste, pegada al resto de mis días como una segunda piel que nadie ve, pero que siempre arde. 

Con las emociones rotas, y no por qué estés vencida, si no por que te hiciste fuerte entre soledad y ruinas. 

Hoy, a un año de no escuchar diariamente las risas pequeñas corriendo por la casa y la promesa de una vejez compartida, vuelves a mí no como un espectro, sino como una vieja amante que no se fue del todo. 

Ahora que el amor dejo de ser refugio y se convirtió en eco, uno que ya no responde cuando lo llamo, me doy cuenta que tu sabías que esto pasaría. Lo sabías antes incluso que yo. Por que has estado ahí desde niño, sentada al borde de mi cama, hablándome con voz de madre y padre cansado. Me viste crecer a lo largo de 39 años con los ojos llenos de preguntas, y los bolsillos vacíos de certezas. Me has visto buscar amor donde solo había vacío, y respuestas en los ojos de quién al igual que yo también se había perdido. 

Te has disfrazado de lógica para protegerme, de arrogancia para evitar que me lastimen, de independencia para que nadie notara que también necesitaba ser abrazado. Has sido mi escudo y mi cárcel, mi mejor aliada y mi verdugo más constante.

Hoy te escribo, no para expulsarte —porque sé que eso es imposible—, sino para entenderte.

Sé que me enseñaste a sobrevivir.

Sé que tu voz fue la que me salvó cuando todo lo demás callaba.
Pero también sé que no quiero que seas tú quien dirija mis pasos de ahora en adelante.

Hoy quiero caminar hacia algo más que el miedo.
Hacia una vida que no esté definida por heridas viejas, ni por deudas que pesan más que el cuerpo.

Quiero ser hombre sin tener que ser estatua.
Sin tener que endurecer el rostro cada vez que algo me duele, sin cargar con esa absurda obligación de parecer invulnerable solo porque tengo labios y una voz que no tiembla. No quiero seguir creyendo que la hombría está en callar, en aguantar, en levantar paredes que me aíslan del mundo. Quiero ser hombre con lágrimas cuando haga falta, con dudas que no me avergüencen, con ternura que no pida perdón por existir.

Quiero ser padre sin tener que ser mártir.
Sin tener que desaparecer cada día en el altar de la culpa, ni construir mi amor en base al sacrificio perpetuo. No quiero que mi hijo me recuerde como una sombra que todo lo dio, pero que nunca estuvo del todo. Quiero que me recuerde presente, real, con errores pero con el corazón abierto. Quiero enseñarle que ser fuerte no es anularse por amor, sino quedarse, ser honesto, y sanar juntos cuando haga falta.

Quiero ser rico —no de cuentas, sino de alma— aunque tú aún te rías de esa idea.

No te estoy pidiendo que desaparezcas.
Eres parte de mí, lo sé. Has sido el refugio en la tormenta, la armadura que vestí cuando el mundo parecía hecho de cuchillos. Pero ya no estamos huyendo. Ya no necesito que tomes el control cada vez que tiemblo.

Solo que me devuelvas el timón.
Quiero sentir mis propias manos temblar sobre la madera vieja del volante, equivocarme con rumbo propio, y si he de naufragar, que sea por haber intentado vivir a mi manera. No me impidas naufragar, que a veces solo se aprende a nadar cuando se traga agua.

Déjame fracasar por mí mismo, amar sin esconderme, construir sin la certeza de que durará.
Permíteme elegir a quién mostrarme vulnerable, aunque el precio sea otro adiós. Permíteme levantar con mis propias manos los cimientos de algo incierto, aunque tiemble con cada viento. No me condenes a la perfección inerte de tu lógica, ni a la soledad elegante de tu prudencia.
Solo te pido que me permitas vivir con las heridas al aire, sin necesidad de cubrirlas con el disfraz de la razón. 

Porque, aunque tú seas la sombra que me sigue desde niño, yo soy el que sigue caminando. Soy el que arrastra los pasos entre las ruinas del ayer, el que aún intenta erguirse con la frente manchada de memorias, pero con la mirada fija en el horizonte.

Y si alguna vez me amaste —como creo que sí lo hiciste, en tu forma torcida y fiel, abrazándome cuando nadie más lo hacía, susurrándome promesas entre las grietas de mi alma rota— entonces ayúdame ahora. No con reproches, no con nostalgia, sino con la ternura cruel que sólo tú conoces.

Ayúdame a soltar el pasado como se suelta un globo al cielo: no con tristeza, sino con un suspiro. Con la calma del que sabe que ya no le pertenece, del que entiende que mirar hacia atrás demasiado tiempo convierte el alma en piedra. 

Yo ya no quiero esconderme más.
Ni detrás del dolor, ni detrás de ti...

domingo, 23 de agosto de 2020

Aunque tu no lo sepas...

 Como la luz de un sueño, 

que no raya en el mundo pero existe, 

Así he vivido yo, 

iluminando esa parte de ti que no conoces, 

la vida que has llevado junto a mis pensamientos. 


y aunque tu no lo sepas, 

Me drogue con promesas, y he vivido entre noches, 

Aunque tu no lo entiendas, siempre repito tu nombre. 


Y aunque tu no lo sepas, yo te he visto 

cruzar la puerta sin decir que no, 

pedirme un cenicero, curiosear los libros, 

responder al deseo de mis labios

con tus labios de whisky, 

seguir mis pasos hasta el dormitorio. 


También hemos hablado

en la cama, sin prisa, muchas tardes, 

esta cama de amor que no conoces, 

la misma que se queda fría cuando te marchas. 


Aunque tú no lo sepas te inventaba conmigo, 

hicimos mil proyectos, paseamos

por todas las ciudades que te gustan, 

recordamos canciones, elegimos renuncias, 

aprendiendo los dos a convivir 

entre la realidad y el pensamiento. 





domingo, 5 de enero de 2020

domingo, 2 de octubre de 2016

Cuando más me encontraba perdido...

A veces resulta más fácil fingir que todo va bien antes de enfrentarse a la dura verdad, por eso repetimos nuestros movimientos una y otra vez, los rituales de la vida diaria.
Esperamos que el cómodo ritmo de lo conocido detenga lo inevitable un poco más. Hacemos lo necesario para que todo vuelva a la normalidad, cualquier cosa para ganar tiempo, fingir, disimular, puede que sea lo único en lo que nunca maduramos.
Por eso cuando nuestro mundo es sacudido  por un acontecimiento inesperado, vemos la fragilidad de nuestra realidad y empezamos a protegerla con toda la voluntad y  toda la fuerza que somos capaces de reunir.  Vivir así es tan fácil que protegemos nuestros hábitos con tanto empeño, que en  raras ocasiones dejamos entrar a otras personas a nuestras vidas,  y  significa tanto cuando lo hacemos.
 También es verdad que siempre fingí que todo iba bien en mi vida, por eso cuando te conocí la forma en que percibía el mundo se deshizo por completo, que como cristales en un mundo de hielo… hasta su forma de hacerse añicos fue  hermosa.
No recuerdo el momento exacto en que sucedió. También es difícil decir que ocurrió exactamente.
Pero nada me tenía preparado para esta locura que me hace necesitarte como a nadie.  
Transformaste mi vida de una forma que nunca hubiera imaginado. Porque  cuando las cosas van bien en el universo el tiempo es así de extraño, a cambio de todo lo que nos arrebata nos concede algo:
A veces solo es un  deseo, a veces es un mejor entendimiento de nosotros mismos, y a veces…
 Sólo un  intenso sentimiento  de compartir cada momento de tu  vida con una compañera de viaje a la que amar por encima de todo.

Sé que estar conmigo  no es sencillo,  pero también sé que intento con todas mis fuerzas que permanezcas a mi lado toda la vida…

jueves, 30 de julio de 2015

domingo, 18 de agosto de 2013



En mi defensa solo puedo agregar que,
aunque te he escrito de todo,
jamás te he obligado a leerlo.


Tú eres la que siempre regresa...

domingo, 2 de junio de 2013

Sonora



Sin darse cuenta, se perdió en ese afán perpetuo por hacerla sonreír y acabo congelando el incendio de tanto miedo que tenia a perderla. Siempre la quiso en silencio, y es así como la ha querido siempre, incluso cuando estaban juntos.
Mientras Leymon  la observaba desde la arena, solo el atardecer era testigo de la escena. El viento es frío. Él se llena los bolsillos de recuerdos.
No existen despedidas...
Solo el silencio de él sobre la arena, mientras la mira  ( gritando: pídeme que me quede) y las lagrimas por dentro de ella ( gritando: quédate) .
Esa noche llegaron a rozarse la piel tan de cerca que se disolvieron el uno, entre las piernas del otro y se atragantaron de beberse los besos tan deprisa.
Él que había olvidado el tacto de sus de sus lunares le contó las vertebras con un cuento. Desde entonces, aún hunde las manos en cenizas y se muerde los labios mientras sobrevive al invierno de su ausencia.


Hay noches en las que puedo oirle llamarla a gritos en sueños.

Solo esperando que algún día llegue a tiempo, 
Solo esperando que vuelvas a mi recuerdo... 



Hoy me acordé de ti Jazmin,
Apesar del miedo que me daba escalar tus ojos, mirarlos de cerca, beberlos sin aditivos, sin saber de que lado de la realidad sucedían las cosas.

El tiempo se detiene para recordar ese frío enero frente al mar de Sonora en que tomé esta fotografía...



jueves, 30 de mayo de 2013

"Hecho estoy de tu recuerdo,
y el pasado nada cuerdo,
es un sueño en que me pierdo"



Porqué sin verte, y sin hablarte,
Te pienso y te extraño tanto...


martes, 16 de abril de 2013

Ojalá pudiera borrarte...

Con el paso de los años, nos fuimos ignorando hasta convertirnos en desconocidos con recuerdos en común.

Yo solo recuerdo una ausencia, que no me pertenece...





viernes, 2 de noviembre de 2012

Noviembre



Se que nunca sabras a ciencia cierta lo que significas para mí,
escriba lo que escriba ahora...