domingo, 10 de febrero de 2008

Secreto

El movimiento de tus piernas mientras descendía a través de tu cuello confirmaba lo mucho que habías esperado. Mis manos descendían a través de tu cadera eterna resbalando sobre el frio y la humedad de tu piel, para acabar ardiendo en cada uno de los oscuros rincones que íbamos tejiendo despacio, invadidos por la rabia y la urgencia pero sin necesidad de abusar de la pasión ni tener que inventarnos excusas en cada beso desesperado.
Un día antes no hubiera importando los 5 grados de las tres de la mañana. Pero ahí estábamos los dos, de pie uno frente al otro. Sonriendo, susurrando secretos que sólo los dos conocíamos. Trataba de mirar a otro lado cada vez que sentía tu voz demasiado cerca, como queriendo prolongar ese momento, tratando de disimular las ganas que tenía de besarte. Tú a veces te veías dubitativa, disponías de pocos minutos antes de regresar a tu casa. Tomabas mi mano con una delicadeza que lindaba con el dolor físico. Ambos vivimos ese instante desesperados, encerrados en una burbuja invisible que nos mantenía a miles de kilómetros de la sórdida realidad que enfrentábamos. Era mejor así, Y entonces sucedió, La velocidad de tus gestos mientras te desnudaba grababa a fuego tu rostro en mi piel…

jueves, 7 de febrero de 2008

Pudo ser que alguna vez coincidimos en el mismo instante por la misma calle, llegamos a saludarnos con las miradas pero seguíamos nuestro camino. Sé que tienes niebla entre tus ojos, y solo esperas el sol que yo te puedo dar. Sabes que soy la otra pieza de tu rompecabezas, que quieras ser alguien sin medianías, ni sumisiones.
Sólo dime en qué ciudad, en qué calle y a que hora. Sólo dime eso, para sacudirme rencores y angustias, por que no quiero llegar tarde…. Ni ir a tu encuentro sin mi mejor sonrisa.